HOY CELEBRAMOS…
Entonces, también en el momento de la Cruz, les preguntó: -«¿Quién decís que soy yo?»
Los discípulos no estaban. La Magdalena solo sabía llorar. Pedro había huido, como el resto. Juan solo contemplaba.
Pero ella respondió: -«Eres mi hijo, mi niño, mi alegría, mi todo. Mi mayor alegría y mi dolor. Mi sufrimiento y mi esperanza».
María supo comprender la totalidad del misterio.
Hoy, junto a María,
Madre de Dolores,
Madre de Esperanza…
¡Feliz Domingo! ❤🔥
ES DOMINGO…
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Domingo XXIV Ordinario B
Evangelio según San Marcos 8, 27-35: En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron:
«Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó:
«Tú eres el Mesías».
Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:
«¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».
Y llamando a la gente y a sus discípulos, y les dijo:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de que le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?».
Palabra del Señor
Reflexión: ¿Quién dice la gente que soy yo? Y hasta aquí todo sería fácil. Porque no me digas a mí que no es sencillo eso de responder lo que los demás dicen de las personas o del mismo Cristo; y lo aparentemente sencillo que resulta repetir las importantes y necesarias respuestas doctrinales, pero poco salvificas si no se da una suficiente implicación personal. Se trata, con otras palabras, de la dictadura de lo provisorio, de lo que parece, de la falta de crítica, de la escasa profundidad que practicamos en nuestro vivir y en nuestras relaciones. Y claro, esto nunca es suficiente para tener el arrojo y la desvergüenza de encasillar el qué, el cómo y, sobre todo, el quién es alguien. Mucho menos Cristo, el Señor. Dicho esto, y sin ser harina de otro costal, también “nuestros decires” sobre Jesús, condicionan, muchas veces, el acercamiento personal al Cristo de la fe por parte de otras personas.
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Esto ya es más complicado. Porque, afirmar quién es alguien para mí, es otorgarle un lugar en mi existencia y hasta una vinculación conmigo mismo. Es reconocerle como ser único y reconocer la posible importancia que tiene en mi vida. Es suponer que le conozco lo suficiente como para decir quién es. ¿Osaremos? Se trata de volver a Jesús de Nazaret, nuestro Salvador. Se trata de escucharLE. Se trata de poner en solfa hasta qué punto hemos compartido su vida, su amor, su pasión, sus desvelos, su entrega, su divina gracia…. ¿cuánto he compartido con Él como para atreverme a decir quién es?
Jesús, tras la inmediata confesión de fe de Pedro, nos pone en guardia sobre lo que supone hacer de Cristo la razón de nuestro vivir: tocará sufrir, no nos entenderán, seremos rechazados, será ejecutado, un escandalo en toda regla… y a pesar de ello habremos de seguir profesando esa confesión de fe.
Pedro se puso a increparlo. Como hacemos muchos cuando no soportamos el escandalo de la cruz o el silencio de Dios ante el dolor de quien amamos…. Es la herejía de pretender enmendarle a Dios la plana; programarle en el cómo y en el cuándo ha de hacer las cosas. Es no reconocer el MISTERIO de DIOS. “Si lo entiendes, no es Dios”, dirá San Anselmo.
Negarse, tomar la cruz, perder la vida… Aqui se encuentra la verdadera regla de vida… no es precisamente lo que uno busca. Y, sin embargo, es este trio actitudinal el que da respuesta a la carta de Santiago en la segunda lectura. Nuestra fe son obras que pasan:
- por no anteponer nada al amor de Cristo encarnado en los más vulnerables y subyugados de la historia humana (negarse)
- por ir aliviando compasivamente la cruz que cargamos unos y otros, y no ser nosotros quienes impongamos cruces a nadie; pasa por asumir la vida con lo más débil de la misma que Dios tornará en lo más fuerte (tomar la cruz)
- por entregar nuestra propia vida como el grano que muere dando fruto, siendo alimento para otros: “dejaos comer por la gente”, decía la Madre Teresa de Calcuta a unos sacerdotes (perder la vida).
Con todo, “el Señor me ayuda”. Así lo afirma Isaías en la primera lectura. Todo este vivir evangélico nacido de la confesión de fe en Cristo, sólo es posible con la ayuda de Dios; es decir contando con Dios, no utilizando a Dios.
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? No es sólo una cuestión de información, es ante todo una opción vital que vehicula nuestro vivir con Cristo y para los hermanos.
Dios te bendice Oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
UNA IMAGEN…
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“El día después”
Amanece “el día después” en el Santuario. Un fin de semana intenso, el sábado la respuesta masiva en el rezo del “Rosario de Antorchas” y el domingo para celebrar la Fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, como broche de este intenso Novenario en el que tantos fieles se acercaron al Monte Medo a honrar a la Madre y participar en las Eucaristías.
Desde aquí, queremos dar de nuevo las gracias a tantos y tantos devotos que con fe se han acercado estos días al pie del altar de Nuestra Señora, con profunda fe y devoción cumpliendo sus promesas y acercándose a María, nuestra Madre, y también a los que han participado desde cualquier parte del mundo a través de las Eucaristías por internet o por los distintos medios de comunicación.
Por supuesto sin olvidarnos de un especial agradecimiento a todo el equipo de personas que con sus distintas tareas hacen posible llevar a cabo esta manifestación tan multitudinaria de Fe, el buen funcionamiento de esta Novena-Misión: los Sacerdotes en la concelebración de las eucaristías, en las confesiones esperando a los penitentes que buscan el reencuentro y la reconciliación con Dios, los Diáconos, Seminaristas y Seglares en sus tareas litúrgicas como lectores, acólitos y ministros de la Comunión así como acompañando y animando a los peregrinos, las Hijas de la Caridad en la sacristía, acogida, escucha, …, los Hermanos en los quehaceres encomendados, los Organistas y directores de cantos que ayudaron a hacer más participativa y alegre la celebración de las distintas eucaristías, los Seglares, a todos y a cada uno de ellos, el agradecimiento.
“Y pasó una tarde y una mañana… el día después.”
Día 08. Domingo
Celebramos con alegría el nacimiento de la bienaventurada Virgen María: de ella salió el Sol de justicia, ¡Cristo, nuestro Dios! Él es la esperanza que no defrauda.
Este año celebramos la fiesta de nuestra Madre con el corazón puesto en el próximo Jubileo del año 2025: durante toda su novena, guiados por la Palabra de Dios hemos querido prepararnos para este gran acontecimiento de renovación en la vida de los fieles.
Que Santa María nos ayude a celebrar la Eucaristía de este día como acontecimiento de encuentro con el Salvador que preparó el nacimiento de su madre como criatura elegida para cumplir, por su hijo, la esperanza del pueblo de Israel.
Desde muy temprano se oye el bullicio de los peregrinos que han llegado después de caminar toda la noche para participar en la primera de las eucaristías del día a las 7:30h.
El día amanece con niebla que a las 10 de la mañana da paso a un día donde luce el sol y así celebramos la Eucaristía de 12h desde el balcón del Santuario llenando la explanada de fieles devotos, presidida por P. José Manuel Villar, C. M., rector del Santuario.
A continuación, tuvo lugar la procesión por la explanada del Santuario donde el carro portando la imagen de la Virgen caminaba entre los muchos fieles siendo honrada a su paso, entre emociones visibles en los rostros.
Finalizando la procesión y cantando el himno de la Virgen de los Milagros y el cumpleaños feliz.
Como cierre solemne de esta novena, el P. José Manuel Villar, C. M., rector del Santuario, y como viene siendo habitual, presidio la Eucaristía de 8 y media de la tarde.
“Y pasó una tarde y una mañana… la Fiesta de la Virgen”