Llegó la lluvia, pero a pesar de eso, a partir de las cinco de la madrugada recibíamos en la explanada del Santuario a los muchos grupos de jóvenes que peregrinaban caminando en medio de la noche para celebrar jubilosos la eucaristía.
En un hermoso ambiente de oración, un grupo de jóvenes se encargaban de la acogida e invitaban a presentar por escrito sus plegarias ante el altar de la Madre.
Ya a las 7:30 h comenzaba la eucaristía presidida por Monseñor D. Leonardo Lemos, Obispo de Ourense quien nos hacia reflexionar sobre los jóvenes y la nueva evangelización es la intención para este cuarto día de la novena. Esta intención se une a todas aquellas que tenemos los aquí presentes, y se presentan con nuestra vida sobre este altar del sacrificio. No podemos olvidar que los jóvenes necesitan de adultos y mayores apasionados por el Evangelio y con una fe fuerte, que sean testimonio y ejemplo, y no podemos tampoco olvidar que la nueva evangelización, será nueva en tanto que, a la luz de los signos de los tiempos, sea radicalmente fiel a la Verdad revelada. Por eso hoy, estamos todos aquí para ser fieles, para vivirnos unidos a Cristo y ser ante el mundo, hijos e hijas, que apasionados por el evangelio, lo vivimos con radicalidad evangélica.
Ya por la tarde recibíamos la lluvia y a multitud de peregrinos que a pesar de la inclemencia del tiempo no quisieron faltar a la cita con la Madre.
Pasó una mañana, pasó una tarde el día cuarto.