Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

“Lo que existía en el principio, lo que nosotros mismos hemos visto y oído (…)

eso os anunciamos, para que vuestra alegría sea completa”.

El anuncio del Evangelio no puede ser sino el anuncio de una inmensa alegría.

Eso sí, no es una alegría forzada ni forzosa.

No es esa alegría “por decreto” que parece que hay que manifestar, de manera especial, en las fiestas de Navidad.

La alegría del Evangelio es una alegría diferente.

Es una serena alegría que se funda en la experiencia de un encuentro con Jesucristo vivo.

A veces, incluso permanece la alegría en medio de la prueba, la dificultad o las lágrimas.

Cuando celebramos, en esta octava de Navidad, la fiesta de san Juan apóstol y evangelista, sería bueno leer, pausadamente, muy pausadamente, el cuarto Evangelio

FELIZ DÍA A TODOS…