¿Quién eres?
¿Cómo eres?
¿Dónde estás?
¿Qué quieres de mí?
¿Hablas?
¿Callas?
Podría hacer preguntas y más preguntas, y cada respuesta me parecería pobre, incompleta, insuficiente…
A veces pienso que podías habérnoslo puesto un poco más fácil,
podías hablar de modo más claro,
hacerte presente sin dar espacio a la duda, o revelarte con claridad,
por aquello de que definitivamente entendiésemos el evangelio.
Sí, claro, decimos desde la fe que al final lo entenderemos todo,
te veremos cara a cara, y todo eso.
Pero, como decía Don Quijote a Sancho; “largo me lo fiáis…”
Hay ocasiones en que me enerva tanto Misterio… y no hay más remedio…
» si alguno quiere venir… niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame»
FELIZ DÍA A TODOS