Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

En el Evangelio vemos que Jesús no cae en la trampa de jerarquizar los mandamientos. Él reclama sobre todo la esencia de la ley, orienta la atención sobre el principio que debe inspirar la disposición interior en la observancia. De esta forma, da una respuesta clara y precisa: la fuente y sentido pleno de la ley es el amor en un doble movimiento: hacia Dios y el prójimo (vv. 37-55). Al hablar del amor a Dios, Jesús retoma Dt 6, 5 donde se subraya la totalidad, la intensidad, la autenticidad: «con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser». La novedad de Jesús es que, coloca al mismo nivel el amor al prójimo. Quien experimenta que ama a Dios con todo su ser y es consciente de ser amado por Él, es capaz de amarse a sí mismo y a los demás, comenzando por los que tiene que más cerca. Aquí está la síntesis de la Ley y los profetas, el mensaje fundamental de la revelación, la voluntad de Dios para todos sus hijos