Un sacerdote hizo una vez un comentario sobre un grupo de chavales de un barrio bastante conflictivo de la periferia de la ciudad:” ¡A ver si conseguimos hacer de estos niños verdaderos hijos de Dios!”. A lo que una señora, del equipo de Cáritas de la parroquia, contestó: “No, padre, son ellos los que hacen de nosotros verdaderos hijos de Dios”.
Jesús propone y vive un camino totalmente diferente, el que se hace pequeño con los más pequeños, denuncia las actitudes de quienes quieren ocultar la luz, y es buena noticia para quienes quieran oírla. ¿Quiénes son los más pequeños en el reino de los cielos? Los que son capaces de agacharse para contemplar un Dios hecho niño, y le reconocen.
Terminamos con unas frases del libro “Sabiduría de un pobre”, de Leclerq: “El hombre no se salva por sus obras, por muy buenas que sean. Es preciso que se haga él mismo obra de Dios… Entonces se hace niño y juega el juego divino de la creación. Puede mirar con igual corazón al sol y a la muerte. Con la misma gravedad y la misma alegría”.
Feliz día… Dios te bendice…