Santuario Nuestra Señora de los Milagros

HOY CELEBRAMOS…

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Lunes XXVI Ordinario. Santos Ángeles Custodios Los ángeles velan por los hombres, guardan sus caminos, presentan a Dios sus oraciones y son enviados por Dios para asistir a los seres humanos.

  • Evangelio según Mateo 18, 1-5.10* En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
    -«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»

Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:
-«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mi. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.»

Palabra del Señor

Reflexion En nuestro mundo tecnificado, es difícil aceptar la existencia de un mundo espiritual, de un mundo que no es tangible ni medible. Este campo pertenece sólo a la fe y a la fe de los «pequeños», de los que son como niños.

Y es que los pequeños ven las cosas, más que con los ojos del cuerpo, con los ojos del corazón. Esta es la razón por la cual Jesús nos invita a ser como niños, a que nuestros criterios de tiempo y espacio sean informados por las categorías de lo infinito, de lo trascendente; que abramos nuestra mente y nuestro corazón al auxilio divino que Dios nos ha dado por medio de nuestros ángeles custodios.

Recordemos que la existencia de los ángeles «es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición» (Catecismo De la Iglesia, n. 328). También, el Catecismo enseña: «Desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. ‘Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida’ (San Basilio)» (n. 336).

Por otra parte, algunos grandes santos recomiendan no solamente tenerles devoción, sino también amistad: «Ten confianza con tu Ángel Custodio. —Trátalo como un entrañable amigo —lo es— y él sabrá hacerte mil servicios en los asuntos ordinarios de cada día».

O este otro: Con frecuencia le pido ayuda y nunca me ha desatendido: «Te pasmas porque tu Ángel Custodio te ha hecho servicios patentes. —Y no debías pasmarte: para eso le colocó el Señor junto a ti». Y cuando voy por la calle pienso: Éste quizá no sabe que tiene cerca un ángel. ¡Ángel, ayúdale! «Acostúmbrate a encomendar a cada una de las personas que tratas a su Ángel Custodio».

De ahí que, «toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles», nos dice el Catecismo (n. 334). —¡Cuántos motivos tengo para dar gracias a Dios y a su Madre, Reina de los Ángeles!
Ponte como tarea de hoy: hacerte consciente de la presencia espiritual en la que Dios ha querido que vivamos.

Dios te bendice Oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria.