Santuario Nuestra Señora de los Milagros

ES DOMINGO… DÍA DEL SEÑOR

¿QUÉ BUSCÁIS? jesus

Hay preguntas enormemente sencillas y elementales, que si nos atrevemos a escucharlas con sinceridad, son capaces de trastocar nuestra vida entera. Una de ellas es la que Jesús dirige a los dos discípulos del Bautista que le siguen: «¿Qué buscáis?».

De verdad… ¿qué buscamos los cristianos de este siglo XXI? No es fácil responder con prontitud a esta pregunta. En definitiva, ¿qué es lo que andamos buscando cada uno, en nuestras luchas, esfuerzos y trabajos? ¿Qué objetivo último se esconde tras tantos proyectos, ilusiones y anhelos humanos? ¿Buscamos cada uno algo totalmente distinto a lo que buscan los demás? ¿Buscamos todos lo mismo? ¿Cuál es la última meta hacia la que encaminamos nuestros pasos?

 

Difícil de contestar… ¿eh? Sí, difícil porque probablemente, sin saber precisarlo demasiado, muchos nos hablarían de felicidad, paz, seguridad, plenitud, amor, reconciliación total. Los hombres somos un deseo insaciable de algo que todavía no poseemos. Hay en nosotros algo que quiere vivir, vivir intensamente, vivir en plenitud, vivir para siempre. Hay algo en el hombre que no se sacia jamás con el dinero, el sexo, el poder ni el éxito. Siempre hay «un espacio vacío» que nos llama a seguir buscando.

Y la verdad, es que no nos dejar de sorprender en nuestra sociedad occidental el número de jóvenes y adultos que buscan por caminos diversos al de la espiritualidad cristiana (dicho sea de paso: que no conocen lo más mínimo fuera de “lo que siempre han oído, escuchado o querido ver”) y buscan en espiritualidades orientales o el budismo Zen. Hombres y mujeres que buscan en la oración, el silencio interior y la meditación, una experiencia que transfigure su existencia. Sin duda, se trata de una reacción vital frente a una civilización que adormece el vigor espiritual del hombre, y frente a una sociedad tan saturada de confort, conformismo y banalidad.

Y tú… y yo… ¿buscamos algo? ¿Qué buscamos al creer en Cristo, el Señor? Ciertamente, no es posible encontrarse vitalmente con Cristo si uno no adopta una postura de búsqueda sincera. No es posible un encuentro auténtico con él desde una actitud de indiferencia, apatía e insensibilidad ante la propia vida y la de los demás. En nuestros tiempos se hace cada vez más difícil creer en algo. La vida nos escarmienta muy pronto, y uno no sabe ya en qué o en quién apoyar su existencia. Se diría que sólo podemos creer en alguien, cuando comprobamos por experiencia que su presencia nos hace vivir.

Lo mismo podríamos decir de nuestra fe en Dios «¿Quién no ha querido saber si Dios existe, no como una fuerza ciega, sino como alguien que hace vivir? ¿Quién de entre nosotros no ha deseado, al menos alguna vez, creer porque presentía que es necesario creer para vivir?»

Los cristianos de hoy nos descubriremos con gozo como creyentes, cuando hayamos hecho la experiencia personal de buscar a Dios, y hayamos experimentado en lo íntimo de nuestro ser que también hoy Dios hace vivir a quien lo busca.

FELIZ DÍA A TODOS…