Santuario Nuestra Señora de los Milagros

ES DOMINGO…

  • Los campesinos, año tras año, cuidan sus tierras: quitan las malas hierbas, sacan las piedras, remueven la tierra y la abonan. El creyente ha de cuidar también con esmero su tierra, es decir su capacidad de escucha evitando los ruidos que apagan la voz de Dios. Sobre todo, ha de crear un clima de silencio interior allí donde Dios habla. Hay que escuchar con corazón sencillo, con la docilidad de discípulo y “guardar” la Palabra que implica abrazarla, cuidarla, respetarla y agradecerla.
  • Recibida la Palabra de Dios en nuestra tierra, desentrañarla en silencio orante para poder escuchar la riqueza latente de lo que hoy nos dice el Señor.
  • Finalmente, al estilo de María y ayudados por el Espíritu Santo: encarnar la Palabra de Dios en nuestras propias entrañas, que son –ni más ni menos, que- nuestra vida.