Santuario Nuestra Señora de los Milagros

DOMINGO DE RAMOS

“No es oro todo lo que reluce”.dom_ramos7

Este refrán, como pórtico de esta Semana Santa, nos viene muy bien para adentrarnos

ya y respirar lo que los Misterios de la Pasión y la Muerte

y Resurrección de Cristo nos traen.

Hoy le aclamamos como Rey  pero, esos vítores, no son precisamente sinceridad ni constancia. Mucho menos fidelidad y perseverancia: en Jueves Santo las palmas serán beso de traición, en viernes santo soledad y en el sábado santo silencio.

1. Dos sentimientos, en este Domingo de Ramos, se entrecruzan entre sí: júbilo porque aclamamos al que consideramos que es justo, bueno y verdadero y, por otra parte, tristeza. Bien sabemos todos el final de esta gran pasión: la muerte. Es por otro lado la repetición de muchos de nuestros comportamientos humanos: decimos querer, apostar por… pero luego resulta todo lo contrario. Abandonado entonces por los suyos, entregado por uno de los suyos, negado por uno de los suyos y –hoy- también en muchos instantes relegado a un tercer o cuarto puesto por aquellos que decimos aclamarle, cantarle y seguirlo con nuestra vida cristiana. ¿Vida cristiana o vida vacía? ¿Vida de bautizados o vida sin bautismo? ¿Vida de sólo palabras o vida con obras?

No es tarea fácil ser de los amigos de Cristo (pensemos un poco en la persecución de nuestros hermanos por el EI). Las ideas de Cristo, sus idas y sus venidas, no dejaron indiferente al poder establecido de entonces y, también hoy, ante los nuevos poderes no resulta fácil colocar como medidor de la sociedad el metro del Evangelio. No fue fácil, estando Cristo en medio de nosotros, y mucho menos hoy aunque sacramentalmente y por el Espíritu habite en nuestra Iglesia.

  1. En este domingo de Ramos, el Señor, nos exige llegar hasta lo más hondo de sus entrañas. No nos quedemos ni nos subamos por las ramas. Hay que ascender hasta esa fuerza que, en Jesús es del tal magnitud, que podemos contemplar la grandeza y el poder de Dios.

-No podemos quedarnos en las ramas de una cruz sin Cristo y como mero adorno.

-No podemos andarnos por las ramas a la hora de defender el estilo de nuestra vida cristiana

– Acostumbrados nosotros a cabalgar sobre espléndidos caballos con patas de materialismo, sensualismo, comodidad o “todo vale” nos resulta llamativa esta figura: Jesús en un pollino. Ya nos asombró su llegada en Belén (sobre cuatro tablas) y de nuevo nos llama la atención su entrada para sufrir y morir. Lo grande nos aleja de Dios y, montados sobre pollino, nos podemos acercar a Él más y mejor.

 ¡Feliz Semana Santa, hermanos! Vivámosla con intensidad. Acompañemos al Señor que, durante estos días, nos dejará impresionantes lecciones de amor (en palabras y obras) y, sobre todo, preparémonos con alegría desbordante al fruto de la Pascua: su resurrección.

No olvidemos (y dejémoslo notar y ver en nosotros mismos)

que es Semana Santa para vivir devociones y no para más vacaciones.