Santuario Nuestra Señora de los Milagros

CAMINANDO HACIA LA EPIFANÍA

Tu gloria, Señor, es que mi vida te refleje.

Que mi risa hable de un Dios risueño,

y mi inquietud de un Dios cercano, preocupado por los suyos.

Tu gloria es la mano que tiendo, y la que acepto,

la palabra que me regala aprecio y esperanza, la mirada que adivina posibilidades.

Tu gloria es que se estremezcan mis entrañas

porque descubro que el otro es mi hermano.

Que sane la herida injusta.

Y que el verdugo guarde el arma para siempre.

Tu gloria, Señor, somos nosotros, capaces de incendiar el mundo con tu evangelio.

FELIZ DÍA A TODOS