Santuario Nuestra Señora de los Milagros

VIRGEN DEL ROSARIO

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo
Hoy es Jueves XXVII * del Tiempo Ordinario. *Nuestra Sra. del Rosario. Según la tradición la Virgen María se le apareció a santo Domingo de Guzmán en 1208 en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, que le enseñó a rezarlo y se lo entregó para que lo promoviera. Con el tiempo se fue difundiendo el rezo del rosario para contemplar los misterios de Cristo bajo el amparo de María.

San Lucas 1, 26-38 En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, «porque para Dios nada hay imposible»».
María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró.

Palabra del Señor

Reflexion: Recuerdo una frase del P. Eckhart: “La meta más alta que se puede alcanzar en la vida es permanecer en silencio y dejar que Dios hable y actúe interiormente”. El Evangelio de Lucas que hoy proclamamos es tremendamente rico y profundo, pero quisiera hacer una invitación al silencio, el que nos permite viajar a lo más profundo, escuchar el eco que el Amor de Dios nos deja en el alma. Ahí es donde brota la alegría verdadera, la que es un regalo que Dios nos hace, porque somos “llenos de gracia”.

María, en su advocación del Rosario, nos invita a navegar en ese mar del silencio interior y dejarnos sorprender por los misterios de la vida de su Hijo
. Ahí Dios sabrá tranquilizar nuestros temores, nos compartirá los proyectos de su corazón, acallará nuestras dudas y nos “embaucará”, sin remedio, en su misión de amor. Ahí encontraremos confianza en Dios, nuestro interior se empapará de una vida más profunda y coherente, centrada y enraizada en El. Aprenderemos a esperar sin desesperar, a descubrir las huellas del paso de Dios, a amar incondicionalmente y darnos sin reservas, así como María hizo. Escucharemos las palabras del ángel “el Señor está contigo” y nos sentiremos profundamente acompañados.

María siente esa alegría y confianza, vence sus temores y dudas, y responde, valiente: “hágase en mí según tu palabra”. No tiene ni idea de cómo va a suceder todo, ni las consecuencias que le acarreará, pero es capaz de decir: “hágase en mí”. Cuántas veces nos ocurre que respiramos profundamente y decimos: “venga, vamos allá”, y continuamos el camino de la vida con renovadas esperanzas, permitiéndonos sentir la alegría de creer de veras que “para Dios nada hay imposible”. Cada Avemaría puede ser un eco repetido en ese silencio interior del alma para decir: “hágase en mí, hágase en mí…”.

Estamos llamados a vivir siendo testigos de este impresionante relato que nos narra el paso de Dios por la humanidad para quedarse. Porque cada día podemos ver las huellas de la presencia de Dios en tantas palabras y gestos de bondad y generosidad que hacen posible la esperanza, en la entrega silenciosa al servicio del Reino de Dios y los hermanos, en la reconciliación y el perdón sinceros, en la lucha por la justicia, la paz y la solidaridad. La fuerza para la expansión de la gracia del Evangelio. “¡Silencio todo el mundo ante el Señor que se levanta de su morada santa!”

_* Dios te bendice…* Os invitó a rezar el Rosario. Más aún, desde hoy ha hacerlo a diario. No olvides que lo ha pedido Ella.