Santuario Nuestra Señora de los Milagros

Viernes Santo

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo
Hoy es VIERNES SANTO En Viernes Santo celebramos la Pasión de Cristo, con una liturgia austera; no de luto, sino de llanto esperanzado. Con celebración o sin ella, hoy podemos meditar la Pasión del Señor, orar el dolor de la humanidad; adorar la cruz propia o de los más cercanos, y la comunióncon Jesús.

Lectura Profeta Isaías 52,13-53, 12 MIRAD, mi siervo tendrá éxito,
subirá y crecerá mucho.
Como muchos se espantaron de él porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y comprender algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio?; ¿a quién se reveló el brazo del Señor?
Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres,
como un hombre de dolores,
acostumbrado asufrimientos,
ante el cual se ocultaban los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos
y aguantó nuestros dolores;
nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron.
Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba
y no abría la boca: como cordero llevado al matadero,
como oveja ante esquilador,
enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron,
¿quién se preocupará de su estirpe? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados y una tumba con los malhechores,
aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento,
y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos,
porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte,
y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte
y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Palabra del Señor

Reflexión: Junto a la cruz de Jesús aparece congregada simbólicamente la Iglesia, sobre todo en la persona de su Madre y en el discípulo a quien amaba. Al pie de la cruz nace la nueva familia de Jesús. El discípulo acoge a la Madre de Jesús como algo suyo. Al pie de la cruz, asistimos al nacimiento de la Iglesia. Somos una familia nacida del costado que nos amó hasta la muerte y muerte de cruz. Somos una familia corresponsable: Una familia que mira siempre a otros crucificados. Queremos ser una familia que trabaja por un reino del amor apasionado en la tierra.

Conclusión. Cristo doliente nos pregunta: ¿Cómo ayudar en el sufrimiento?
Este Dios crucificado por mí, no permite una fe egoísta. Más bien nos pone mirando al sufrimiento de tantos crucificados por las injusticias y las desgracias. Así es Dios para los cristianos: un Dios débil que no tiene más poder que su amor.

Quien sigue a Jesús crucificado acepta el sufrimiento como experiencia transformadora. No busca el dolor, sino que lo soporta. No sólo soporta el dolor, sino que lo combate.No sólo combate el dolor, sino que lo trasforma. Que significa aceptarlo e integrarlo en el sentido global de la vida. El hombre debe combatir el dolor por todos los medios. Pero no le ha sido dado el vencerlos definitivamente. Ni siquiera quien sigue el camino de Jesús y carga a diario sencillamente con su cruz está en condiciones de vencer y eliminar el dolor.

El cristiano sabe que la fe en Jesucristo la vive también como una Pasión paradójica: la del Sufrimiento y la del Amor. Siempre habrá sufrimiento, pero el amor le puede dar sentido, y puede convertirlo en entrega a Dios y a los demás.

Recordemos a los enfermos, recordemos a todas las personas abandonadas bajo el peso de la cruz, a fin de que encuentren en la cruz la fuerza de la esperanza de la vida y del amor de Dios.

_* Dios te bendice…* “No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte clavado en esa cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido; muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera, que, aunque no hubiera cielo, yo te amara, y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera; pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera. Amén”.