Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

A propósito del joven David, a quien Dios elegía para ser rey de Israel y prefiguración del futuro mesías, dice el anciano Samuel que “los hombres ven la apariencia, mientras que el Señor se fija en el corazón” (2Samuel 16,7).

Si algo fustigó Jesús fueron las exterioridades que no iban acompañadas de la correcta actitud interior; ¿qué sentido tienen purificaciones externas, “lavarse las manos”, cuando lo que está sucio es el corazón? Hagamos hoy nuestro el conocido cántico: “Danos, Señor, un corazón nuevo; derrama en nosotros un espíritu nuevo”.

Feliz día a todos… Dios os bendice…