La alegría del Espíritu es contagiosa: Jesús nos invita a alegrarnos, a considerarnos dichosos, porque somos testigos y protagonistas del cumplimiento de las promesas.
Si en nuestra vida cristiana dominan el pesimismo, la queja o el temor, es que todavía no nos hemos abierto de verdad al Espíritu que se posó en Jesús al salir del Jordán, el Espíritu en el que se alegra hoy, en el que nos invita a alegrarnos con él, pues la verdadera alegría, la que procede de las buenas noticias, de la Buena Noticia por excelencia, es contagiosa por naturaleza.
Feliz día a todos…