Sentirnos llamados por Jesús, nos llena de un sentido personal, directo, de encuentro amigable.
Esto facilita nuestra relación con él. A la vez, nos hace humildes; es él quien nos ha elegido, quien actúa en nosotros, a él la gloria.
Incluso, nos aporta tranquilidad; “somos unos mandaos”.
Pero, todo dependerá de una circunstancia que apuntan los evangelios. Los llamó para “estar con él”. Estar con Jesús es lo primero.
El encuentro con Jesús y su mensaje revolucionan a la persona.
Un místico, un profeta es capaz de todo.
Feliz día a todos