Como en los días de Noé y de Lot, nosotros podemos vivir rutinariamente. Comer, beber, plantar, construir… Caemos en la rutina, y nada más. Nos vamos adaptando.
Y perdemos la tensión de los comienzos. “Acordaos de la mujer de Lot”. No perdáis tiempo, no miréis para atrás, nos dice Jesús. Si de verdad nos preocupa el Reino, hay que darse por completo a esa tarea. En las cosas que hacemos, cada día, a todas horas.
Hay que perder la vida para ganar la vida. Para realizarnos plenamente, debemos darnos por completo a los demás. La fuente de la vida se encuentra en la entrega de la misma. Muchos tenemos la experiencia de que, dando, se recibe.
Dar la vida por Jesús y por el Evangelio.
FELIZ DÍA A TODOS