Y hoy se nos invita a volver a Caná,
al lugar en el que Jesús había hecho el primero de sus signos.
Podemos imaginarnos la escena, que recuerda otras vividas en torno a Jesús.
Algunos elementos nos suenan de situaciones parecidas: una profunda y urgente necesidad, una petición, una inicial resistencia por parte de Jesús…
Nos podemos fijar en muchas cosas. Os propongo una. Jesús no necesita moverse; Jesús no necesita ver al niño; Jesús no necesita ir a Cafarnaúm.
Su afirmación es tajante: “Regresa tranquilo, tu hijo está curado”.
Y el evangelista que levantó acta de que Andrés y su compañero se quedaron con Jesús a la hora décima nos dice que la curación acontece a la misma hora en que Jesús la anuncia. ¿Ante qué tipo de persona nos encontramos?
FELIZ SEMANA A TODOS…