Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo Hoy es Domingo 25 de Octubre XXX Semana Ordinario

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 22, 34-40 En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a
prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».
Él le dijo:
«“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».

Palabra del Señor

Reflexión: Nuestro contexto ateo e individualista, nos va encerrando más y más en nosotros mismos. Aquí “no hay Dios” ni prójimo. Lo único que existe soy yo y solo yo. Y en función de mi yo y con el principio egoísta de que “todo vale”, construyo mis relaciones con las cosas y con la gente según mis intereses personales. El resultado de este proceso es la destrucción de la vida, empezando por la propia. Y en este desorden vital del encerramiento en nuestro propio yo, nada nos va ir bien. Y sí iremos de mal en peor. Entonces es preciso salir de uno mismo poniendo orden en nuestra propia vida, para llegar a amar todo lo que nos rodea. Solo así llegaremos a querernos a nosotros mismos de verdad.

Pero ese paso de salir de uno mismo y poner orden en la propia vida no podemos darlo sin Dios. Para ordenar la propia vida es preciso empezar por Dios nuestro Padre, porque El es lo principal y primero. Sólo así llegaremos a impedir que vaya primero el propio yo, que tanto desorden y muerte va creando.

Empezamos a ordenar nuestra propia vida cuando amamos a Dios. Y ese amor a Dios lo expresamos en el amor al necesitado, que tenemos entre nosotros. Y es que en esta dinámica vital de ordenar nuestra vida sin amor a los vulnerables, a los débiles, a los pobrecillos no hay amor a Dios.

Esto te lo enseña el “Maestro” en Mateo 22,34-40. La respuesta de Jesús a cuál es el principal mandamiento no es un rezo esporádico, o una procesión al año, o un donativo, o huir del mundo. Su respuesta a la pregunta sobre el mandamiento principal es “amar a Dios”. Dios existe y no es algo o alguien ajeno a la vida en el mundo. Y tampoco se trata de un asunto secundario en la vida del hombre. Es el principal y primer mandamiento también en el modo de amarlo, porque ha de ser amado “con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente”, con todo el ser (v 37). Jesús, el Señor con su respuesta al doctor de la ley comienza citando el “Shema”, la oración más importante del judaísmo (Dt 6,5). Entonces amar a Dios es lo primero. Y como Dios no es un ser ajeno a la vida en el mundo, Jesús, el Señor, añade el segundo mandamiento semejante al primero: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (v 39; Lev 19,18). Es imposible amar a Dios, a quien no vemos, si no amamos al prójimo, que tenemos a nuestro lado (1Jn 4,12. 20). El prójimo es el “próximo”. El amor a Dios se vive y se expresa en el amor al prójimo, incluso, uffffff, el enemigo. Y aquí amar no es cosa de decir, sino de hacer, sirviendo a los demás como quisiéramos ser servidos. El Señor nos dirá que “nos amemos como él nos ha amado” (Jn 13,34).

Ahora solo falta que tú quieras aprender de Él, y que me pidas su gracia poderosa, para que esta vida nuestra salga del caos en que vivimos, y vayamos todos a mejor.

_* Dios te bendice… feliz Domingo* “ En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo, has dejado la huella de tu gloria en el hombre creado a tu imagen. Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo. Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza: Santo, Santo, Santo es el Señor Dios del universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo”.