Santuario Nuestra Señora de los Milagros

MIERCOLES III DE PASCUA

Santa Catalina de Siena, Doctora De la Iglesia y copatrona de Europa.Fue una laica dominica y maestra espiritual con una especial capacidad de leer el interior de las personas e ir a la raíz de los problemas. Su misión en la reforma de la Iglesia, dividida por el cisma, y en la reforma de la Orden de Predicadores fue muy eficaz. Es reconocida como doctora de la Iglesia y copatrona de Europa.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 11, 25-30: En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Reflexión: Ante la dificultad, el dolor, los momentos de profunda soledad o de pandemia, como la que estamos viviendo, el Evangelio de hoy, nos ofrece una clave de interpretación: Él, que ha escondido estas cosas a los sabios y entendidos, termina mostrándoselas a quienes sabiéndose pequeños y necesitados de su presencia y ayuda, saben confiar, esperar. Es una Buena Noticia para los cansados y agobiados si vamos hacia Él que nos invita, no nos fuerza a ir hacia su hombro amigo, donde encontraremos el descanso necesario para nuestro cansancio y agobio.

Yugo llevadero. Carga ligera. Por eso suele decirse y es verdad: Dios no da más cargas que las que podamos soportar. Sabe de nuestras fortalezas y de nuestras debilidades; pero sabe también que Él tiene arte y parte en ellas y no abandona a los suyos. Jesús habla aquí con el conocimiento que le proporciona su observación de las gentes, aquel palpar cuánto dolor y cuántas cargas tenían que soportar.

Eso hace que Él se muestre como el que arrima el hombro, la palabra animosa, el silencio respetuoso. Él es el salvador, palanca que levanta a cada uno que a Él acude desde la postración y la experiencia del necesitado de ayuda. Esa debe ser nuestra actitud pascual, la de la sensatez, la de la confianza, la de quien pone los ojos en quien inspira toda la confianza y no en otros que llenan de promesas su boca y al final nada hacen.

Y no se trata tan solo de que Él nos ayude y ponga su hombro, sino de que nosotros seamos continuadores de esa actitud: poner el nuestro para que otros se apoyen y encuentren el consuelo anhelado. Todo aquello que hagamos por otros no entra dentro del mundo del absurdo, sino que es justo lo que da sentido al absurdo de este mundo. Pero hemos de tener cuidado: ayudar a levantar las pesadas cargas a otros, no te obliga a llevárselas siempre.

Al celebrar a Santa Catalina de Siena, la mujer que puso su vida en manos de Dios, con su entera juventud, sepamos comprender la señal más clara: lo femenino no es debilidad, sino fortaleza interior bien asentada. Luchadora de la unidad de la Iglesia dividida entre Roma y Aviñón, lográndolo por su íntima convicción y confianza en Cristo. Supo apoyar su cabeza y corazón en el hombro suave del Salvador.

Oración: Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animados con esta confianza, a Vos también acudimos, ¡oh Virgen, Madre de las Vírgenes!, y, aunque gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, nos atrevemos a comparecer ante vuestra presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no despreciéis nuestras súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amen».

Virgen de Los Milagros, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros.
Virgen de Los Milagros, consuelo del afligido y refugio del pecador, ruega por nosotros.

Virgen de Los Milagros, Vida, dulzura y esperanza nuestra, ruega por nosotros.

Salve, Madre, en la tierra de tus amores…

Ruega por nosotros, Santa Madre De Dios….

Eucaristía desde el Santuario: