Santuario Nuestra Señora de los Milagros

III domingo de Pascua 2022

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo
Hoy Domingo III de Pascua.

San Juan 22, 1-19 En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».
Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».
Ellos contestaron:
«No».
Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?».
Él le contestó:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez:
«¿Me quieres?»
Y le contestó:
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
«Sígueme».

Palabra del Señor

Reflexión Estamos en primavera, tiempo de alegría, colores vivos, esperanza, despertar de las flores y las plantas,…; la Pascua es también como la primavera para la Iglesia y en nuestros templos se nota que estamos en la primavera pascual: en el blanco de nuestras vestiduras, las flores, el agua, el cirio… Pero la Pascua también se tiene que notar en la vida de cada día. ¿Cómo hacer que se note?

En esta Pascua Dios nos hace varios regalos a través de estos textos:

Se presenta a los apóstoles resucitado y en su trabajo propio, pescando, fuera del templo, en la cotidianeidad de sus vidas, manifestando que a Jesús hay que ir descubriéndolo en nuestro día a día, en nuestro quehacer diario, en nuestro trabajo, en nuestras relaciones con los demás…, porque Jesús se nos manifiesta en su Palabra, en los sacramentos, y también en la sencillez de la vida.

Jesús se hace presente a los apóstoles en el servicio; con actitud humilde les prepara la comida para que cojan fuerzas y puedan realizar la tarea de anunciarle. A nosotros también nos invita a hacer lo mismo: a seguirle (le dice a Simón Pedro: “sígueme”) y a que demos testimonio de Él siguiendo el ejemplo que Él nos dio: “preparando la comida” a otros con la misma actitud de humidad y la misma disponibilidad como Él lo hizo.

También nos invita a participar de la Eucaristía: “vamos a almorzar”. A san Pedro le da el encargo (misión)de amar, servir, “echar las redes”…, y eso en SU nombre. A nosotros también nos pregunta tres veces si le amamos, y nos invita a apacentar sus corderos, sus ovejas y finalmente nos dice que le sigamos: “sígueme”.

¿Qué estamos haciendo ante esta invitación?

Feliz Pascua Florida…

_* Dios te bendice…*. Oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaria, Gloria.