Santuario Nuestra Señora de los Milagros

III DOMINGO DE CUARESMA

Debemos fijarnos hoy en la actitud del pueblo judío, que nos presenta la primera lectura.

Había experimentado la presencia y la fuerza de Dios que lo había liberado de la esclavitud en Egipto. Y, guiado por Moisés, había emprendido el largo camino por el desierto hacia la gran promesa de una patria, de una tierra que sería suya y donde podría vivir libre. Pero el camino se hace difícil, el pueblo experimenta la terrible tortura de la sed. Y por eso duda y se revela. Su duda, su interrogante es: ¿está o no está en medio de nosotros el Señor?.

Es muy posible que éste sea -aunque no siempre tengamos la valentía de reconocerlo- nuestro propio interrogante. Cuando nuestro camino se hace especialmente difícil, cuando surgen los problemas, las dificultades…  o cuando nos dejamos llevar por la pereza, la desidia, la tibieza espiritual donde Dios no tiene lugar… surge en nosotros la pregunta: ¿está o no está el Señor…?

La respuesta que nos da Jesús es clara y rotunda. Yo estoy dentro de vosotros y estoy como un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna. Pero no os voy a forzar… sois vosotros los que tenéis que daros cuenta de vuestra situación. El largo relato de la mujer de Samaría es una espléndida formulación del camino de conversión. Por una parte está la Samaritana: el Evangelio refleja sutilmente las evasivas con las que intenta eludir su problema interior, ponerse crudamente ante la realidad de su ser. Intenta divagar sobre otras cuestiones: cómo sacar el agua del pozo… imposible diálogo entre Jesús judío y ella samaritana… ¿No nos acontece a nosotros lo mismo? ¿No somos verdaderos expertos en evadirnos del auténtico problema: falta de compromiso y de fe, y lo proyectamos hacia otros ámbitos que quedan en la superficie de nuestro ser? ¿No echamos la culpa a las circunstancias, al ambiente externo, a las condiciones de trabajo, al carácter… para no abordar lo que realmente nos acontece?

Y con todo, la gran oferta de Jesús: a pesar de «haber tenido cinco maridos y el de ahora no es tu marido», si quieres yo te daré un agua viva que fecundará tu corazón, convirtiéndose dentro de ti en fuente de amor real, abierto y comprometido. Sólo una petición: FÍATE DE MI, CONFÍA EN MI PALABRA… y trabaja por mantener la fe vigente y actuante en medio de tu vida. Conviértete y transforma tu vida, no busques excusas sino busca al mismo Dios que te regala su presencia. ¿Seremos tan soberbios como para cerrarle las puertas, para no aceptar su caridad?

FELIZ DÍA A TODOS…

y aunque, litúrgicamente es mañana la Solemnidad de san José, 

a todos los que los celebráis hoy: por vuestra onomástica y/o por vuestra paternidad… FELICIDADES…