Santuario Nuestra Señora de los Milagros

HOY CELEBRAMOS…

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Martes XX Ordinario. Santa María Reina Fiesta litúrgica instituida por el Papa Pío XII en 1954 al coronar a la Virgen en la Basílica de Santa María la Mayor, Roma (Italia), el 11 de Octubre de 1954

  • Evangelio según Mateo 19, 23-30* En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
    «En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos». Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:
    «Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús se les quedó mirando y les dijo:
    «Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo». Entonces dijo Pedro a Jesús:
    «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?». Jesús les dijo:
    «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
    Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
    Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros».

Reflexion El joven rico acaba de dejar plantado a Jesús. Prefiere sus riquezas a Jesús. Jesús no lo entiende, porque está seguro que lo que le ofrece él es mucho mejor que lo que ofrecen las riquezas. En este contexto habla de la gran dificultad que un rico tiene para entrar en el reino de los cielos: “Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos”.

Otra frase de Jesús nos ayuda a entender estas duras palabras suyas. “Donde está tu corazón está tu tesoro”. Los ricos tienen el gran peligro de poner su corazón, todo su ser, en las riquezas. Confiar en ellas, vivir con todo lo que las riquezas les puedan proporcionar. El cristiano, el seguidor de Jesús, es el que ha puesto su corazón en Jesús, en la amistad de Jesús, en vivir como Jesús vivió, porque sabe y experimenta que Jesús le da mucho más que las riquezas, le da sentido, ilusión, amor, perdón, la alegría de vivir en esta tierra y la plenitud de la felicidad más allá de la muerte.

También los ricos pueden salvarse, con una sola condición: que saquen de su corazón a las riquezas para colocar en su centro a Jesús.

Pedro pregunta a Jesús por la “paga” que él y el resto de discípulos van a recibir por lo que han hecho y dejado. Posiblemente, al final de su vida terrena, después de andadura con Jesús, Pedro no le volvería hacer esta pregunta. Se conformaría con seguir disfrutando de su amor, de su amistad, de su luz… en esta vida y en la otra. Una excelente paga.

Otro aspecto del Evangelio de hoy festejando a la Virgen María como Reina es que el dejar todo no implica exclusiva o preferentemente dejar los bienes o la familia… es hacer lo que hizo María, vaciarse de uno mismo, para darse a los demás, para entregarse sin reservas a los demás y así descubrir que ese vaciamiento interior es llenado por Dios cien veces más y vivir una vida eterna ya aquí entre nosotros: ser felices en nuestra vida, sean cuales sean las circunstancias que nos toque vivir, pero llenos de Dios, como María.

No tengamos miedo ni reparo en mirar una vez más a María. La corona de la Virgen tiene doce estrellas, recuerdo de las doce tribus de Israel, son, también símbolo de la Iglesia, edificada sobre los doce apóstoles.

María nunca pensó en ser Reina pero Dios la colocó por encima de todos los coros celestiales…Reina de los apóstoles. Y en la Salve, Reina y Madre.

Dios te bendice Oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria.