Santuario Nuestra Señora de los Milagros

HOY CELEBRAMOS…

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Miércoles XVI tiempo Ordinario. San Joaquín y Santa Ana Padres de la Virgen María, abuelos de Jesús. La conmemoración de los santos Joaquín y Ana es una buena ocasión para recordar las raíces humanas de Jesús. En él, Dios se ha emparentado con la estirpe humana. En esta fecha los cristianos evocan la presencia de los abuelos y la responsabilidad ética de ofrecer la necesaria atención integral a los ancianos.

  • Evangelio según Mateo 13, 1-9* Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas:
    «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra sesenta; otra, treinta. El que tenga oídos, que oiga».

Palabra del Señor

Reflexion ¡Fecunda pedagogía la de la parábola del sembrador! En postura sedente, actitud de maestro, Jesús, nuestro Salvador, lanza su enseñanza más allá de su presencial auditorio para ofrecer luz al corazón humano de todos los tiempos con la oferta del Reino de los cielos.

Desde el meollo de estas parábolas todos somos testigos de la fe y anunciadores del Evangelio. La semilla, la Palabra de Dios, suscita la fe en lo más íntimo de los creyentes, amén de ser un robustecedor de la misma. La semilla cae en corazones –terrenos- favorables y desfavorables, lo que ya nos indica un destacable detalle, que Dios se declara Padre de todos y de todos quiere la salvación y su felicidad.

Su generosidad también se vierte en el insobornable respeto a la libertad de todos y cada uno de sus hijos, para recoger humo o el cien por cien gracias a la acogida de la Palabra que brinda una tierra –corazón- que acoge y escucha.

Es una parábola que más allá de las explicaciones habituales nos recuerda que los corazones necrosados por la injusticia y el egoísmo no se abren a la escucha de la vida que siembra la Palabra.

Por el contrario, los corazones “de pan llevar”, bien dispuestos aunque partan de cierta aridez, son garantía de fertilidad en el nombre del Señor, porque, al fin y al cabo, el reino de Dios es un misterio de fecundidad gracias a la Palabra de Dios recibida y vivida.

Una tradición muy antigua nos ha fijado los nombres de los padres de María de Nazaret, Joaquín y Ana, quienes trabajaron el caldo de cultivo donde creció la sierva del Señor a la escucha de la Palabra del Señor.

¿Trabajamos en la personal y familiarmente que, a pesar de la deficiente calidad de nuestra tierra, la semilla es capaz de aportar calidad a nuestra vida creyente y a nuestra iglesia?

Dios te bendice Oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria.