Santuario Nuestra Señora de los Milagros

HOY CELEBRAMOS…

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Viernes X Semana Tiempo Ordinario. Sagrado Corazón de Jesús Solemnidad con la que la Iglesia católica celebra el amor de Cristo salvador por los seres humanos, amor cuyo símbolo es su corazón. Aunque la devoción al Sagrado Corazón se remonta a la Edad media, la fiesta fue establecida en 1856 por el Papa Pio IX.

  • Evangelio según Mateo 11 25-30 * En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
    «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
    Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
    Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor

Reflexion La Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús es un día muy oportuno para meditar en el Amor de Dios. Este día nos recuerda, con mucha expresividad, la verdad más consoladora para nuestras almas: Dios nos ama y nos ama con un corazón humano, capaz de compadecerse de nuestras debilidades.

De que nos creamos o no esta verdad, va a depender nuestra felicidad. Por eso, año tras año celebramos esta Solemnidad.

Las lecturas de la Eucaristía de hoy nos describen las características del Amor de Dios. La primera lectura del Deuteronomio, nos hace caer en la cuenta de que el amor de Dios es gratuito y es fiel. Dios elige a un pequeño pueblo y no por méritos propios, sino por puro amor, por mantener el juramento hecho a sus padres. Es como si Dios dijera: “Amo porque amo, y amo por amar”, porque no sé hacer otra cosa.
Mientras, el salmo responsorial, nos recuerda que es un amor compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. Todo esto si de verdad nos lo creemos, tiene que tener unas consecuencias prácticas en nuestra vida. Nuestro comportamiento tiene que estar en consonancia con los preceptos y mandatos del Señor. Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios

La segunda lectura sigue ahondando en cómo es el amor de Dios y cómo debemos responder nosotros a ese Amor. San Juan lo repite hasta la saciedad, para que quede bien claro y nadie se llame a engaño. De todos es sabido que el principal mandamiento de la Ley de Dios es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. No se puede dar lo segundo sin lo primero. Si no tenemos bien puesto el “cable de tierra” las altas tensiones nos pueden fundir. Dios que nos ha elegido para ser su propiedad, nos ha llamado a permanecer en Él, nos pone como única condición que nos amemos los unos a los otros.

El Evangelio es como clave de bóveda que da consistencia. Jesús da gracias a Dios porque ha revelado estas cosas a los pobres y sencillos. ¿Qué cosas? Que Dios es Amor y nos ama.

Es verdad que Dios lo revela a todos, pero en ocasiones hay cabezas muy pensantes a las que se les pasan por alto las verdades expuestas con sencillez, y sólo los pobres las entienden, es decir, se las creen y se dejan interpelar por ellas.

Pudiera ser que, aquí y ahora, estemos dispuestos a creernos que Dios nos ama y nos perdona de todas nuestras culpas, pero eso de amar al prójimo se nos hiciese muy cuesta arriba, por algún motivo concreto. Para nosotros también Jesús tiene una palabra de consuelo y esperanza: “cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.

Jesús no está quitando importancia a tus sufrimientos, los propios de la convivencia humana, pero te invita a ir junto a Él y los dos juntos cargad con el yugo de la incomprensión, la calumnia, la injusticia, la explotación en el trabajo, la infidelidad…Yugo que Él hace suyo para que la carga te sea más llevadera.

Dios te bendice Oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria. “Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío”.