Testimonio de uno de nuestros seminaristas mayores…
Fiesta de San Vicente de Paúl. Me siento feliz en lo más profundo de mi ser, por haber sido llamado al sacerdocio en la Congregación de la Misión. Tantos rostros de Hijas de la Caridad, misioneros paúles, jóvenes de España, Líbano y Honduras…tantísimas personas que me mostráis a Dios y me afianzáis en mi camino y en mi respuesta:SI. Una respuesta que compromete mi vida, me lleva a una responsabilidad total, que no depende de mi solamente, sino en su gran medida de la bondad y amor de Dios.
También me siento feliz, muy feliz, pues hoy se inaugura la Casa Ranquines, en nuestra casa de Salamanca. Solo dar gracias a Dios porque el proyecto está construido; los trabajadores, trabajando por y con los destinatarios del mismo, preferidos de Dios. Gracias por todo, gracias a tantos, gracias por tanto.
«San Vicente de Paúl, apóstol y testigo de la Caridad de Cristo, alcánzanos amar a Dios, a expensas de nuestros brazos y con el sudor de nuestras frentes. Ayúdanos a abandonarnos a su Providencia, fieles en descubrir su acción en todos los acontecimientos de nuestra vida. Amén