Santuario Nuestra Señora de los Milagros

Feliz Día de San Vicente

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo Hoy es Domingo 27 de Septiembre XXVI Semana Ordinario San Vicente de Paúl. Es una de las figuras más representativas del catolicismo en la Francia del siglo XVII. Fue creador de las Conferencias de la Caridad (Hoy llamadas AIC) en 1617, también de la Congregación de la Misión, también llamada de Misioneros Paúles, Lazaristas o Vicentinos (1625) y, junto a Luisa de Marillac, de las Hijas de la Caridad (1633).

San Vicente de Paul

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 21 28-32:En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero». Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?». Contestaron: El primero».
Jesús les dijo:
«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».

Palabra del Señor

Reflexión: Dice Jesús: “os llevan la delantera en el Reino de Dios”. Llevar la delantera es tener ventaja en la carrera. ¿Qué ventaja es la que tienen “los publicanos y las prostitutas”? Simplemente, que lo saben, que lo reconocen, que pueden creer y convertirse, y llegar victoriosos a la meta. “Vino Juan, enseñando el camino de la justicia, y le creyeron”. ¿Cuál es la desventaja de los hipócritas? Que se sienten justificados y no creerán en más Justicia que en la que a ellos les convenga. “Vino Juan, y no le creísteis”. Son como la liebre en la fábula de Esopo.

El camino de la justicia es cumplir la voluntad de Dios. Lo justo es ser fieles a Dios. Es hacer lo que Dios quiere no diciendo “Señor, Señor”, sino con obras de amor. Que fácil resulta pensar y permitirse ensoñaciones, e incluso, decir y razonar lo que se debe hacer; pero de ahí a hacer, a ponerlo por obra, hay un paso que no todos nos atrevemos a dar. Por eso, el Señor, una vez más, golpea sutil y tiernamente nuestra conciencia para que nuestra relación con Dios Padre sea íntima, es decir, que acojamos su voluntad de corazón. Él conoce nuestra debilidad, sabe de qué masa estamos hechos. No pretendamos engañarle. Procedamos con humildad.

La Palabra de Dios, por medio del profeta Ezequiel, nos muestra la tozudez de nuestro comportamiento: “Insistís: no es justo el proceder del Señor”. Nos invita a mirar con detenimiento, con calma y serenidad nuestras intenciones, la verdad o las falsedades que podamos esconder, casi sin darnos cuenta, para recapacitar a tiempo y vivir.

Y, dejar vivir. Es lo que parece decirnos San Pablo en su carta a los filipenses. “Manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.” “Buscad todos el interés de los demás.” El camino cristiano es comunitario. No podemos buscar la propia salvación y santificación sin preocuparnos de la de los demás. Teniendo los mismos sentimientos de Cristo, que se compadecía, tanto a la hora de dar alimento, como de perdonar los pecados.

Un buen ejercicio para meditar la Palabra que hoy hemos recibido puede ser la lectura orante del salmo que la liturgia nos propone como respuesta. Atrevámonos a recordarle al Señor su ternura y su misericordia. ¡A ver qué nos dice a cada uno!

_* Dios te bendice…* “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tu amor al mundo fue tan misericordioso que nos enviaste como redentor a tu propio Hijo, Y en todo lo quisiste semejante a nosotros, menos en el pecado, para poder así amar en nosotros lo que amabas en él. Con su obediencia has restaurado aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos perdido.
Por eso, Señor, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y con todos los santos, diciendo:Santo, santo, santo es el Señor del universo, llenos están los cielos y la tierra de su gloria. Hosana en el cielo, hosana, hosana, Bendito es el que viene en el nombre del Señor, Hosana en el cielo”.