Santuario Nuestra Señora de los Milagros

ES DOMINGO… EL DÍA DEL SEÑOR Y DE LA FAMILIA CRISTIANA

¡Ahhh el Amor!… tantas poesías, canciones, pinturas… Domingo XXVII b

marcaron un profundo sentimiento de entrega, de fidelidad, de vida en sintonía… o, como decían nuestros mayores, “Amor para toda la vida”… El equilibrio de una sociedad, su paz, su bienestar, depende –en gran parte- de la serenidad y de la salud de sus componentes. Y, Jesús, en el Evangelio nos dice que el amor, si se cuida, no se apagará nunca y, además, contará con la bendición de Dios. Y aquí se encuentra la gran pregunta… entonces ¿por qué tanto fracaso? ¿or qué tantas dudas? ¿por qué tantas rupturas? ¿por qué tantos miedos a unirse, cuando sabemos, que en la unión está la fuente de la felicidad y la cuna de la fuerza? Podemos encontrar grandes respuestas y de muy diversa procedencia, con fundamentos hasta contradictorios pero… todos somos conscientes que el matrimonio no es un simple vínculo jurídico. Necesita estar la base sólida del Amor. Un amor como nos lo define san Pablo: “paciente, generoso, acogedor… comprensivo, servicial, no tiene envidia, no es mal educado ni egoísta…”. Aquí se encuentra la base sólida sobre la que construir el Amor.

¿A qué suenan hoy todas estas palabras?… Nunca como hoy, el amor ha sido tan expresado, ninguneado, cantado, celebrado o televisado. Pero ¿es auténtico amor? ¿Es amor llevado hasta las últimas consecuencias? ¿Es amor de corazón o amor de pantalla? ¿Es amor de escaparate o amor que busca el bien del otro? ¿Es amor que se da o cuento que se vende? A las personas las tenemos que querer con su lado claro y con su vértice oscuro, con su sonrisa en la boca y con su temperamento escondido, con su mirada nítida y con sus pensamientos ocultos. Vivir de espaldas o, marcharse por el foro, no es amor: es oportunismo.

Y, permitidme usar este lenguaje: no podemos caer en el error de pensar que amor es igual a contrato temporal con una persona. Ya sé que, todo esto, a muchos les sonará a chino, rancio, sacrificado o que, incluso a otros, les parecerá un imposible. Pero, los imposibles, también están para los cristianos. No es bueno, entender el amor o el matrimonio, como aquel amigo que, después de jugar durante una temporada con otro amigo, se aburrió de permanecer con él porque ya no le divertía y lo abandonó. El amor no es un juego ni, los amantes, son juguetes. Ni el matrimonio es un viaje en busca de placer. Nunca como hoy se hablan de las situaciones que no llegan a buen puerto pero hay una gran mayoría de personas que son como aquellos instrumentos de una gran orquesta: todos afinaban pero, como había uno que no estaba entonado, sólo se hablaba del que desafinaba. No es justo. Ho queremos daros las gracias a tantos matrimonios que, con esfuerzo, valor, generosidad, acogida, perdón, atrevimiento… lleváis adelante vuestra unión matrimonial desde el Amor. Gracias a los que celebráis vuestros aniversarios como si fuese el primero… y , permitidme también, ofreceros la oración y comprensión para todos aquellos que, por diversas razones, visteis truncadas vuestras expectativas.

Y “dijo Dios… no es bueno que el hombre esté solo”… el Señor reconoció que a su gran obra le faltaba algo, que al hombre le faltaba una compañera… y hoy, quizás, tengamos que decir que también al mundo, a nuestra sociedad… le falta algo esencial que tiene que recuperar “el Amor”, así con mayúscula, auténtico, fiel, trasparentes… que se favorece en el diálogo y en la entrega mutua…

FELIZ DOMINGO A TODOS… Y… ¡A CRECER EN EL AMOR!