Santuario Nuestra Señora de los Milagros

ES DOMINGO…

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Domingo XI Semana Tiempo Ordinario.

  • Evangelio según Mateo 9,36-10,11* En aquel tiempo, al ver Jesús a la muchedumbre, se compadecía de ella, porque estaban extenuados y abandonados, «como ovejas que no tienen pastor». Entonces dice a sus discípulos:
    «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies». Llamó a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
    Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
    «No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis».

Palabra del Señor

Reflexion En el texto de hoy podemos descubrir tres partes: en primer lugar, la urgencia de la misión, ya que Jesús, compadecido de la muchedumbre, expone su preocupación misionera con dos imágenes: son ovejas sin pastor y la mies que está pidiendo cosechadores. En segundo lugar, ahí está el envío de los doce apóstoles, cuyos nombres vienen citados por el evangelista. A continuación, Jesús da varias instrucciones sobre el anuncio del reino de Dios y sobre los signos de liberación, propios del citado anuncio: Id -les dice- y proclamad que ha llegado el reino de los cielos (Mt 9, 7).

Esto es lo que Jesús les encarga a los Apóstoles: anunciar que el Reino de los cielos “ha llegado ya” y, al mismo tiempo, deben curar a los enfermos, liberar a los poseídos por el demonio y hasta resucitar a los muertos y todo ello por la gloria de Dios, con total disponibilidad y entrega sin buscar recompensa alguna. De momento esta misión queda restringida a los pueblos de Judea y Galilea, sin entrar en Samaría ni pasar por otros países paganos. Al final, antes de la Ascensión, recibirán el encargo de que vayan también a evangelizar a todas las naciones.

Lo primero que tuvieron que aprender los Apóstoles fue “a estar con Jesús”, aprender su estilo de vida, imitarle en sus actitudes; muy concretamente, su capacidad de compasión y de amor a la gente. Con dos expresivas comparaciones, tomadas de la vida del campo, “las ovejas sin pastor” y un inmenso campo “de mies” que está necesitando segadores para cosecharla; expresiones que emplea Jesús parta mostrar la situación de su pueblo y la necesidad de que sus colaboradores lleven a cabo la tarea.

En todo caso, más allá de lo que puedan realizar en el campo, al que ya han sido destinados, hay otros muchos que no sólo deberán rezar, pidiendo al dueño de la mies que multiplique los trabajadores, sino que también lleven a cabo otras actividades, como miembros de la comunidad cristiana, de la que forman parte. Todos estamos comprometidos en la evangelización; unos como responsables de la comunidad desde su ministerio ordenado y otros desde su misma condición de cristianos.

Ahora Cristo Jesús no va visiblemente por nuestras calles predicando el Reino de su Padre, pero vamos nosotros, acompañados por el Espíritu Santo, y se debería escuchar su voz y ver las obras de sus seguidores, miembros de su Iglesia. Todos estamos comprometidos en la evangelización, unos como responsables de la comunidad, desde su ministerio ordenado, y otros desde su misma condición de cristianos que les constituye mediadores de la esperanza y de la alegría de Dios para con los demás.

La misión evangelizadora de la comunidad eclesial es patrimonio y deber de todos los cristianos, partícipes por el bautismo y los sacramentos de la misión profética de Cristo, al igual que de sus funciones sacerdotal y pastoral. Si nuestra fe y religión fueran únicamente espiritualidad individualista, no seríamos fieles a la misión de Cristo ni a su mensaje de salvación y de esperanza, especialmente para los sin esperanza. No lo olvidemos: Cristo nos llama a todos a continuar su misión evangelizadora.

Dios te bendice Oramos: Credo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria. “Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío”.