Santuario Nuestra Señora de los Milagros

DOMINGO CUARTO CUARESMA

La primera lectura muestra el proceso de traición e infidelidad4-cuaresma

a la alianza del pueblo, guiado por sus jefes y malos sacerdotes,

abandona al Señor, profana el templo, desprecia a los profetas.

Dios les llama la atención, hasta que como dice el texto:

“ya no hubo remedio”.

Entonces llegan los Caldeos, destruyen el templo y los llevan como esclavos a Babilonia.

Después de la crisis Dios manifiesta su amor salvador: “movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia” y los liberó.

 Quedan claras dos cosas: que nosotros podemos romper la alianza, ser infieles, por el pecado; y que Dios sigue fiel a pesar de todo. Lo que más irrita a Dios no es la realidad del pecado y de la debilidad humana, sino la actitud de ceguera, de encierro, de negarse a la luz, no los actos malos, sino las actitudes que están detrás de los actos. San Pablo dice a los Efesios en la segunda lectura: “Dios, rico en misericordia por el gran amor con que nos amó: estando nosotros muertos por los pecados, no ha hecho vivir en Cristo, nos ha resucitado con Cristo”. La Cuaresma es el tiempo de la misericordia, del amor de Dios que es fiel y nos hace revivir de tantas actitudes muertas, de la armonía perdida, reanimándonos a nosotros y a nuestras comunidades muchas veces dormidas o moribundas.

Y el Evangelio nos habla de nuestro viejo amigo Nicodemo. Vino de noche a buscar la luz, al que le dice Jesús que tiene que nacer de nuevo del agua y del Espíritu. Sin Espíritu no hay novedad, ni renovación de nuestras actitudes o superación de nuestros pecados que rompen la alianza y sin esta novedad de vida me temo que no hay cristianismo. Esta es la verdadera novedad: “Así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amo Dios al mundo, que entrego a su hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna”. Dios regaló a su Hijo al mundo como fruto de su amor. Jesucristo es la respuesta de Dios al pecado del hombre. “Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo, para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”.

El juicio de LUZ existe, como se nos dice el final de este Evangelio. Cristo, la luz, ilumina nuestra vida y, como toda luz, por sí sola discierne, divide y separa. En la oscuridad todo es lo mismo, todos los colores son iguales, todos los rostros tienen la misma sombra. Al penetrar la luz, se obra el juicio. Todo se ve tal cual es. Necesitamos terminar con una conciencia ingenua e infantil. El Evangelio nos dice que el juicio viene de dentro. Quien abraza la luz con sinceridad es juzgado como hijo de la luz y pertenece a la vida. Quien opta por la mentira, por la doblez, por la hipocresía, no necesita juez, abrazó el mundo de las tinieblas y a él pertenece. El que obra conforme a la luz, pone de manifiesto que “sus obras están hechas según Dios”.

En esta Cuaresma podemos preguntarnos: ¿cómo ser mejor cristiano? ¿cómo vivir más a fondo nuestra vida religiosa? ¿cómo superar la infidelidad y el pecado? El Señor no dice que no tenemos que tener miedo a nacer de nuevo

FELIZ DOMINGO… YA SE ACERCA LA PASCUA…