Santuario Nuestra Señora de los Milagros

CON FLORES A MARÍA…

La hierba buena o hierba sana.hierbabuena

Lo que llamamos hierba buena es uno de los adornos de nuestros jardines y huertas. Es verdad, no tiene otras cualidades que su color verde, su perpetuidad, su gran multiplicación al borde de los arroyos, y además, su gran fragancia cuando se toca, se divide y se pisa. Tiene, además, varias virtudes y propiedades que nos recuerdan a la Madre: donación de suave olor para todos (misericordia) y un gran perfume de caridad.

La misericordia con su gran ingrediente: la caridad o sea el amor de Dios, al difundirse desde nuestros corazones hacia los prójimos, produce en nuestras almas un efecto que le es muy natural, tal es la misericordia; esto es, le dispone a tomar parte y a mirar por propias las necesidades de nuestros prójimos. El que no tiene un corazón que parte las penas con sus prójimos, mirándolas como cosa suya, no tiene misericordia; esto es, un corazón afectado a la presencia de la miseria y de las necesidades ajenas; y el que no usa de misericordia, no hallará en Dios misericordia.

En este jardín peculiar del mes de mayo, no he encontrado planta mejor que la hierbabuena o hierba sana, para que nos lleve a María. Desde su concepción inmaculada, tomó como propia la causa de todos los hijos de Adán y, movida e impulsada por esta virtud, negoció eficazmente con Dios nuestra salvación. Esa Madre de misericordia toma por suyas las necesidades de sus hijos.

Pregúntate con sinceridad: ¿Tienes amor verdadero a Dios y a tus prójimos? Si tienes caridad, la misericordia es una hija suya, y estará contigo: y si hay en ti misericordia, padecerás por todas aquellas causas y motivos por los que sufrió y padeció Jesús y María su santísima Madre. Tendrás pena y compasión de los males morales gravísimos que afligen a nuestra santa madre la Iglesia; y tomando por propias las miserias y necesidades espirituales de las almas, te sacrificarás por ellas.

ORACIÓN. Señora, ¿qué puedo yo hacer para el bien de las almas? Yo me ofrezco en sacrificio al pie de la cruz para su salvación. Yo me obligo, yo me comprometo a poner por obra la misericordia de aquel modo y bajo la forma que me sea designada por las leyes de la caridad. Recibid, Señora, esta mi ofrenda; aceptad este ramo siempre verde; bendecid mis propósitos; alcanzadme las gracias y dones que necesito para conservar esta virtud en mi corazón.