Santuario Nuestra Señora de los Milagros

CON FLORES A MARÍA…

Pasionaria y malvarosapasionaria

  1. La pasionaria es una flor que se abre en mayo, y nos descubre la figura de una corona de espinas, cinco llagas, y tres clavos sobre una estrella de diez rayos y la hoja tiene el número siete; pero de por sí no puede formar ramillete porque le falta olor. La juntaremos con la malva-rosa, y la de olor con sus especies. Se encuentra unida a la virtud de la paciencia.

 

  1. Puesto el hombre en marcha por el camino de la virtud, ha de sostenerse en medio de las pruebas, tribulaciones y contradicciones: firme, fuerte, leal, invariable. Sostener, aguantar, soportar y sufrir las penas y persecuciones que por causa de la virtud nos vienen, es cosa de la paciencia. La pasión nuestra, sufrida por Dios, es una flor. La malvarosa es otra flor: su hoja es muy dulce y suave… la pena se convierte en consuelo y es suave la carga cuando se lleva por Dios. La malva, en varias de sus especies, despide una fragancia muy delicada, fina y suave cuando se aplasta, se comprime y se aprieta. Así es la virtud de la paciencia; si la pena, la tribulación y la persecución la toca, la muele y la pisa, es precisamente en la presión que llena el jardín de un perfume muy aromático y de gusto muy suave.

 

  1. La Virgen María en su pasión nos presentó una hermosa flor: tres clavos, cinco llagas, una corona de espinas son los adornos de ésta y, en su pena y en la opresión y presión de su corazón, llenó al mundo todo de fragancia suavísima, procedente de una paciencia a toda prueba.

 

4 . Cuando llega a tu vida la tribulación y la persecución, ¿la recibes con ánimo igual, invariable, inmutable y firme?; cuando te tocan, cuando te pisan, cuando te comprimen ¿prorrumpes en quejas y en murmuraciones? ¿o bien, despides el olor suave y dulce de la paciencia? ¿te hace daño la prueba? ¿te abres y ofreces en flor, clavos, llagas y coronas? ¿o bien te erizas como el espinal? Piénsalo bien, medítalo bien; y coge la pasionaria y la malva-rosa y, al ponerla en manos de María, le dirás:

 

Oración:

Señora y Madre mía de misericordia:

Te ofrezco la pasionaria como señal de mi resignación en el sufrir.

Yo me obligo y comprometo a tomar voluntariamente, de buen grado y gusto:

 las penas, las contradicciones y las tribulaciones.

Presenta mi pasión a tu Hijo y cuida de mi pasionaria. Amén.