Santuario Nuestra Señora de los Milagros

CON FLORES A MARÍA…

La mayorana. – Moraduxmayorana

  1. Tenemos para este día una hierba que va entre pies. Se planta por los senderos de los jardines, y aunque sea a la vista despreciable su olor es muy fino y fuerte, y si la pisan y la aplastan, es precisamente entonces cuando su fragancia crece. No tiene la belleza de la rosa, pero su reina la toma a su lado por camarera para formar con ella coro, corte y ramillete.
  1. La virtud que proponemos hoy, con esta flor, es la obediencia. El que obedece está a los pies del que manda, recibe de él la presión, y cuanto más duro es el precepto, la mayorana despide y manifiesta más la fragancia de su fidelidad y de su humildad.  El que obedece, está como la mayorana a los pies y entre pies del que en nombre de Dios ejerce el servicio de la autoridad. La obediencia es un tributo de disponibilidad que damos a los respectivos superiores, y es una virtud mediante la que nos rendimos y sujetamos al mismo Señor… «aquí estoy para hacer Tu voluntad»… 
  1. María obedeció como hija fiel y leal a santa Ana y a san Joaquín, a los sacerdotes y maestros en el templo, conversó con José buscando lo perfecto de la respuesta que ambos quisieron ofrecerle al Señor… obedecieron, ambos, a Jesús como Dios, como Pontífice de los pontífices y Rey de los reyes: obedecieron a ciegas, humildes, dóciles, afectuosos, de buena voluntad y de buen corazón, como si fuesen los más humildes de todas las criaturas…
  1. Hagamos examen de nuestra obediencia. ¿Obedeces a Dios? ¿oyes y sigues sus inspiraciones? ¿obedeces a la Iglesia ? ¿te dejas orientar por tu director espiritual, por tu confesor…?  Si obedeces ¿cómo? ¿voluntariamente y de buen grado y con gozo, sea el precepto duro o ligero, sea fácil o penoso? ¿te dejas orientar para desprender el suave aroma de la mayorana? Cuando te llaman la atención… ¿das perfumes de humildad, o bien te conviertes en un espinal erizado por tu soberbia? ¿obedeces bien? Piénsalo, medítalo,.. Resuélvete a obedecer y a obedecer bien; toma la mayorana, adorna con ella la rosa, y, presentando a María tu obediencia, dile:

 

Oración: Señora y Madre de Misericordia: Pongo mi mayorana en tus manos. Yo me comprometo a obedecer humilde, dócil, con amor, voluntariamente, sin murmuración ni quejas, con prontitud y fidelidad a Dios y a cuantos representan su autoridad. Jardinera mía, a tu habilidad y a tu maternal solicitud fío mi mayorana: cuidadla bien. Amén.