Santuario Nuestra Señora de los Milagros

NOVENA EXTRAORDINARIA VIRGEN MILAGROS

Oración: Acordaos, oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Vos, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, oh Virgen, Madre de la vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vuestra  presencia Soberana. Oh, Madre de Dios, no desechéis nuestras súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente, Amén.

Hoy es 5 Abril Domingo de Ramos. Recibimos al Señor con ramos y, especialmente en este tiempo de pandemia, con mucha fe y confianza en su poder salvador.

Hoy comentamos el texto de Isaías pero os recomendamos vivamente hagáis una lectura pausada de la Pasión del Señor según San Mateo 26, 14 – 27, 66

Lectura (Is. 50, 4 – 7): El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos. El Señor Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

*Palabra de Dios *

Reflexión: La primera lectura de este domingo está tomada de los llamados cantos del Siervo de Yahvé que se encuentra en el libro del profeta Isaías. Con estos cantos el profeta pretendía alentar al pueblo elegido que estaba en el exilio para que no cayera en la desesperación. Y le recuerda que también en esa situación difícil sigue siendo el Siervo de Dios, y que el Señor sigue contando con él para llevar a cabo su obra de salvación en el mundo. Dios sigue alimentado a Israel con su Palabra cada mañana, aunque eso no le ahorra la persecución que sufre a causa de su fe. Isaías describe muy bien la relación que este misterioso Siervo mantiene con Dios: es una relación marcada por la escucha de la Palabra de Dios. En la Biblia escuchar es lo mismo que confiar. Confiar en Dios conduce a abandonarse serenamente a su voluntad, porque se sabe por experiencia que esa voluntad solo puede ser buena. Dios no puede querer nada malo para sus hijos. San Pablo dirá que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman, es decir, para bien de los que confían en él. También de las pruebas de la vida Dios hace surgir el bien. En cambio, la desconfianza lleva a dudar de sus intenciones, a rebelarse ante las pruebas, a creer que nos ha abandonado o incluso a pensar que el Señor encuentra cierta satisfacción en nuestros sufrimientos. Confiar en Dios es ya de entrada un don suyo. Lo propio del creyente es reconocer que en definitiva todo es don. De esta confianza nace la audacia para entregarse al servicio de los demás y la resistencia en las pruebas. Gran pensamiento para nosotros en este tiempo de pandemia e invitación clara a ponernos en las manos del Señor. Pero quien esté misterioso Siervo? El pueblo que pasa calamidades? Los profetas rechazados? Sin saberlo, Isaias estaba profetizando sobre Jesucristo, en cuanto humano, en cuanto el más fiel de todos los hombres a Dios y el más rechazado. Nadie como Jesús cumplió estas palabras. Que son como una fotografía exacta de su dolorosa pasión. El ofreció su espalda a los que le golpeaban, su mejilla a los que mesaban su barba. No ocultó su rostro a los insultos y salivazos. Y ofreció su rostro como pedernal. Estas últimas palabras expresan su resolución firme y voluntaria de llevar hasta el final su misión, confiando de forma firme en la ayuda del Padre. Jesús sabía que el Padre le ayudaba; por eso no quedó confundido ni avergonzado. Esa Pasión del Hijo y Siervo es para nosotros perdón, rescate, curación, esperanza, futuro, salvación. Al igual que los primeros cristianos supieron ver en este pasaje de Isaías esa profecía de la Pasión del Señor, quizás nosotros podemos releer esa Pasión prolongada a veces en nuestra vida, en la vida de otros, en los perseguidos, en los que sufren… Permitidme una última reflexión sobre este siervo sufriente: Cristo el Señor. Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: ‘¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!’» (Mt 21,8-9). Pero, ahora, esos mismos gritan:_ «‘Que lo crucifiquen’. Pilato insistió: ‘Pues, ¿qué mal ha hecho?’. Pero ellos gritaban más fuerte: ‘¡Que lo crucifiquen!’» (Mt 27, 22-23). «‘¿A vuestro Rey voy a crucificar?’ Replicaron los sumos sacerdotes: ‘No tenemos más rey que el César’»_ (Jn 19,15).

Cómo vemos este Siervo-Rey no se impone, se ofrece. Su realeza está impregnada de espíritu de servicio. «No viene para conquistar gloria: no discute ni alza la voz, no se hace sentir por las calles, sino que es manso y humilde (…). El Obispo san Andrés de Creta nos invita: No echemos delante de Él ni ramas de olivo, ni tapices o vestidos; derramémonos nosotros mismos al máximo posible» Ojalá podamos meditarlo.

Oración: Acrecienta, Señor, la fe de los que en ti esperan y escucha las plegarias de los que a ti acuden; para que quienes alzamos hoy los ramos en honor de Cristo victorioso, permanezcamos en él dando fruto abundante de buenas obras. PJNS. Amén.

_* Dios te bendice…* adorna Su camino con tu vida…

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios…