Santuario Nuestra Señora de los Milagros

OCTAVA NAVIDAD

Los que estaban bien guarecidos,

bien refugiados, siguieron durmiendo a pierna suelta,

y no se enteraron de que, allí, a pocos metros, un niño nacía.

No descubrieron algo admirable en un niño acostado en un pesebre,

porque ni siquiera lo vieron.

Y eso es, a veces, lo que asusta un poco.

Señor. No quisiera no enterarme de lo que ocurre.

No quisiera vivir tan absorto en mi historia,

mis preocupaciones y compromisos, mis urgencias e intereses,

que pierda la capacidad de estar atento…

porque tú pasas, sigues pasando, y viniendo, a nuestras vidas.

Así que mantenme los ojos abiertos, los oídos atentos,

y el corazón sediento.

De ti, de tu evangelio, de la buena noticia…

FELIZ DIA TODOS