
Dos palabras acompañan la meditación de este sexto día de nuestra novena: penitencia y misericordia. A través de ellas, la sabiduría de la Iglesia nos muestra el camino de la auténtica conversión y nos pone en sintonía con una espiritualidad mariana que nos ayuda a dar frutos de fe y caridad.
Hoy volvemos la mirada hacia la Virgen los Milagros y le pedimos que nos ayude disponernos para recibir este mensaje con la esperanza de aprender de ella a cumplir la Palabra de Dios para también, un día ser llamados junto a ella en el número de los bienaventurados.
A la vez pedimos, como intención especial, por las Vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. Para que el Señor nos envíe abundantes jóvenes que se entreguen, de por vida, a ser instrumentos del amor y la misericordia de Cristo, Buen Pastor.
Ya para la eucaristía de 8;30 recibíamos entre cantos a las parroquias de Lamamá, Arnuide, Maus y Porto que llegaban con el rezo del Rosario de Aurora para saludar y honrar a la Madre de los Milagros.
El día transcurrió con normalidad y buen tiempo. La Coral Ansuiña de Baños de Molgas nos acompañaba en la Eucaristía de 17:30h.
A las 10 de la noche tenía lugar la Oración Vocacional y Procesión con el Santísimo por el exterior del santuario donde se nos recordó que Jesucristo quiso quedarse en la Iglesia bajo la especie del pan eucarístico, para servir de alimento a las almas que lo reciben en la sagrada Comunión y a la vez que esta en la gloria y llena todo el universo, permaneciendo entre nosotros en la Eucaristía reservada en nuestros Sagrarios, manifestándose por este eficacísimo medio el amor redentor que nos tiene.
En esa noche nos reunimos en torno al altar como comunidad para adorar a Jesús sacramentado con Nuestra Señora, que nos ha congregado en su santuario de los Milagros. Que este tiempo de profunda adoración, en silencio, en intimidad con Dios sirva para que nuestro corazón se vaya conformando con el de Cristo, Buen Pastor.
Pasó una mañana, pasó una tarde el día sexto.