Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

Para la hospitalidad no hace falta mucho esfuerzo: basta que uno persevere en el amor fraterno. Cuando acogemos las personas, sin hacer distinción, puede ser que estemos siendo visitados por ángeles. Y la hospitalidad empieza en nuestra casa. Quien vive bien su matrimonio, por ejemplo, cuando existe la acogida y respeto mutuo, la pareja está ejerciendo el don divino de la hospitalidad. 

El ejemplo contrario a la hospitalidad encontramos en la actitud de Herodes. No le importa el valor que tiene la vida de las personas. Aunque ofrezca un banquete a sus invitados, el prestigio, su sed de poder y su soberbia le hace tomar una decisión perversa: quitar la vida inocente de un hombre. 

Pidamos al Señor que nunca nos deje insensibles a los demás, especialmente a los que más necesitan. Que el amor al dinero o cualquier otro ídolo no nos impida ser casa de acogida a todos los necesitan nuestra mano tendida, un abrazo acogedor o una palabra de esperanza.

Feliz día…Dios te bendice…