Santuario Nuestra Señora de los Milagros

UNA IMAGEN… UNA PALABRA

Hoy recordamos a nuestros seres queridos que han pasado a la vida eterna. Tenemos un Dios misericordioso y compasivo que no ha escatimado esfuerzo alguno para salvarnos, porque su amor es eterno (Salmo 103(102),17); ni siquiera el pecado puede hacerlo desistir de su deseo de rescatarnos. En efecto, hasta el momento en que vamos a expirar, Dios nos ofrece librarnos de nuestras faltas.

Al conmemorar hoy a todos los fieles difuntos, reflexionemos sobre el Purgatorio, aquel estado de “purificación final de los elegidos” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1031), en el cual la misericordia de Dios encuentra su expresión suprema.

Pero, naturalmente, la existencia del Purgatorio no nos exime de luchar contra el pecado aquí en esta vida. Como lo dijo San Pablo: “Por el Bautismo fuimos sepultados con Cristo y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva” (Romanos 6, 4).

¿Cómo se vive en la práctica esta unión con la muerte de Cristo en el diario vivir? Decidiendo una y otra vez mantenerse en comunión con Cristo y dejando que su cruz nos separe del pecado y de la muerte. En efecto, uno combate contra el pecado cuando se confiesa sacramentalmente y reafirma una y otra vez su convicción de que efectivamente ha sido crucificado con Cristo (Gálatas 2, 19-20) y que ahora está muerto al pecado. Si dejamos que la cruz de Cristo esté presente en todos los aspectos de nuestra vida, nos iremos purificando más y estaremos menos apegados a los prejuicios, conceptos y pasiones de la naturaleza caída.

El Purgatorio no es otra cosa que una extensión de la obra de la cruz, una continuación del deseo de Dios de llevarnos a su Reino. Ciertamente debemos estar agradecidos de semejante gracia; pero no hemos de olvidar que Dios quiere que nos purifiquemos día tras día aquí en esta vida ¡sin esperar al Purgatorio! Si hoy le pides al Señor que llene tu vida de su amor, cosecharás un doble beneficio: un paso menos costoso a la vida eterna y una vida más alegre y fructífera aquí en la tierra.

Dios te bendice… feliz Viernes…