Santuario Nuestra Señora de los Milagros

DOMINGO II PASCUA

Si la Resurrección podía ser vista como un signo del poder sin límites de Dios, cuando Jesús se presenta a sus discípulos, lo primero que hace es desearles la paz. “Paz a vosotros”. La presencia de Jesús no inquieta, no destruye, no oprime sino que es portadora de paz, paz para los corazones y paz para todos. Los que habían visto como la violencia del odio, de la venganza, de la muerte, destruían –y parecía que para siempre– la vida y el sueño de Jesús, ven ahora como la fuerza de Dios es capaz de crear Vida y Paz más allá de la muerte que creamos los hombres. 

      No es un sueño, como le hace ver a Tomás en la segunda aparición. Es el mismo Jesús que conoció, el que murió en la cruz. Tampoco era un sueño su mensaje. Ni era un sueño su forma de hablar de Dios. Ante nosotros se abre un futuro de esperanza porque, como dice la lectura del Apocalipsis, “el que vive” está vivo en medio de nosotros y nos invita a seguir el camino de la vida, de la verdadera vida, de la vida plena.

Feliz Domingo II Pascua a todos…